El rey divertido por la persistencia del muchacho le preguntó como se llamaba y este le contestó que le llamaban "Gato", que era el apodo que le habían puesto los soldados por su habilidad y destreza para escalar muros que otros no podían. Aquello le dio a Alfonso una idea que compartió con Gato.
Al día siguiente poco antes de amanecer, el muchacho a escalar el muro con una soga colgada al hombro, hasta una altura que parecía imposible nadie pudiera llegar. El enemigo al pensar que era una altura infranqueable dejo casi sin defensa ese muro.
Gato con un cuchillo comenzó a perforar pequeños agujeros entre los ladrillos del muro y trepando como un felino llegó hasta la torre de vigilancia. Aseguró un extremo de la soga y lanzó el otro hacia abajo para que pudieran cogerlo los soldados, subieran, silenciaran a los guardias y después lanzar un ataque por sorpresa. Y la leyenda cuenta que gracias al ágil e intrépido Gato se pudo ganar la batalla, y que Alfonso "el Valiente" conquistó Magerit. |